Seguramente estés familiarizado ya con la imagen de los paneles solares en tejados o parcelas. Pero…¿sabes la función que desempeñan y cómo lo consiguen? Aprovechar la energía solar y transformarla en electricidad es algo que el ser humano ha conseguido tras años de investigación y desarrollo.
Para transformar la energía solar en algo que podamos utilizar necesitaremos de una célula fotoeléctrica: un dispositivo que permite transformar la energía luminosa en energía eléctrica mediante un proceso llamado «efecto fotoeléctrico».
En líneas generales, el proceso de funcionamiento de una placa solar se inicia con la incidencia de la radiación solar. Cuando esta luz llega en forma de fotones -impactando sobre una superficie construida principalmente por silicio (los paneles solares)-, al ser capturada emite electrones que producen una corriente eléctrica.
La electricidad generada por una única célula solar no es mucha, pero unidas todas por los hilos conductores se permite generar más energía. La que no se utiliza vuelve nuevamente a las placas negativas y el proceso comienza otra vez.
Estas células fotovoltaicas se combinan de muy diversas formas para lograr tanto el voltaje como la potencia deseadas. En la actualidad, se está experimentando con celdas fotovoltaicas de doble cara que -con la ayuda de superficies reflectantes- puedan duplicar la eficiencia ampliando la superficie expuesta a la luz solar.