El funcionamiento de un aire acondicionado está basado, a grosso modo, en un refrigerante que cambia de estado líquido a gaseoso a su paso por la unidad evaporadora, y que a su vez absorbe el calor del aire caliente del interior de la casa para expulsarlo frío por la unidad interior. Esto origina agua cuando el vapor de agua acumulado en el evaporador es expulsado por el desagüe, pero…¿y si sale por otro sitio?
- El desagüe se ha atascado. El desagüe es un simple tubo fino por donde el agua cae por el efecto de la gravedad. Con el paso del tiempo, dicho tubo puede atascarse por efecto de la suciedad o deteriorarse, por lo que conviene comprobar su estado periódicamente. En caso de instalaciones comerciales, el proceso puede ser algo más complicado y debe ser realizado por profesionales.
- La presión del gas disminuye. Un inadecuado mantenimiento del equipo o la falta de limpieza en los filtros puede provocar que se dificulte la salida del aire frío y el equipo comience a congelar. Si esto ocurre, lo más aconsejable es no tocar el aparato y llamar a un profesional para proceder a su reparación.
Para terminar, desde Terclivan recordamos que el agua procedente de los aparatos de aire acondicionado en ningún caso es apta para el consumo humano.